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11/02/2021
El fenómeno de la interacción por medio de las redes sociales se ha convertido sin ningún género de dudas en un foro sin igual en este siglo XXI en el que empresas y particulares expresan sus informaciones o mensajes personales. Una forma de comunicación que cada año gana más usuarios y, por lo tanto, más poder para hacer llegar un mensaje a una gran masa de personas. Es por ello, que los eurodiputados del Parlamento Europeo han solicitado esta semana la supervisión democrática de estas plataformas de Internet con el fin de garantizar la libertad de expresión, erradicar los delitos de odio y proteger la democracia.
La gran mayoría de los oradores han criticado los amplios poderes de estas plataformas, así como su preocupante impacto en la política y la libertad de expresión. Los parlamentarios han destacado la falta de estandarización de unas "reglas claras" en este ámbito. Por ello, han instado a la Comisión Europea a abordar esta cuestión en las leyes sobre servicios digitales y sobre mercados digitales.
El Parlamento ha instado a ofrecer una "seguridad jurídica" en caso de que se obligue a una determinada plataforma a retirar contenidos. Por otra parte, también se ha tratado la necesidad de defender la democracia y los valores de la Unión Europea haciendo frente a la desinformación y los crecientes esfuerzos para subvertirlos o incitar a la violencia.
También han sido objeto de debate el uso de la tecnología para reforzar en vez de limitar el discurso político, al tiempo que se aborda la proliferación del discurso de odio y la discriminación en línea. En el caso de España, el delito de incitación al odio se encuentra regulado en el artículo 510 del Código Penal:
"1. Serán castigados con una pena de prisión de uno a cuatro años y multa de seis a doce meses:
a) Quienes públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquél, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, enfermedad o discapacidad.
b) Quienes produzcan, elaboren, posean con la finalidad de distribuir, faciliten a terceras personas el acceso, distribuyan, difundan o vendan escritos o cualquier otra clase de material o soportes que por su contenido sean idóneos para fomentar, promover, o incitar directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo, o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquél, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, enfermedad o discapacidad.
c) Públicamente nieguen, trivialicen gravemente o enaltezcan los delitos de genocidio, de lesa humanidad o contra las personas y bienes protegidos en caso de conflicto armado, o enaltezcan a sus autores, cuando se hubieran cometido contra un grupo o una parte del mismo, o contra una persona determinada por razón de su pertenencia al mismo, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, la situación familiar o la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, enfermedad o discapacidad, cuando de este modo se promueva o favorezca un clima de violencia, hostilidad, odio o discriminación contra los mismos."
El uso de los datos personales en las plataformas también ha sido objeto de debate. En concreto, los oradores han debatido la transparencia de los algoritmos, el uso de datos personales y la restricción (o prohibición) de las prácticas de elaboración de perfiles y análisis más detallados, con objeto de transformar el modelo de negocio de los gigantes tecnológicos. De otra parte, también se han debatido los problemas generados por la aparición de monopolios tecnológicos y su impacto en la pluralidad de los medios y en la diversidad del discurso político.
También la falsa dicotomía entre la esfera digital y real y la necesidad de establecer unas reglas que cubran todos los niveles, así como los riesgos sistemáticos, el daño social y económico que pueden causar o exacerbar las plataformas.